Título original: Dora and the Lost City of Gold
Año: 2019
Duración: 102 min.
País: Estados Unidos
Dirección: James Bobin
Guión: Nicholas Stoller, Matthew Robinson, Tom Wheeler.
Con: Isabela Moner, Jeff Wahlberg, Michael Peña, Eva Longoria, Benicio del Toro, Danny Trejo.
Grado: B+
Reseña: Hugo C
"El yo-yo es, por lejos, mi arma más peligrosa."
Dora and the Lost City of Gold (2019) es la película que de alguna manera cierra la saga (?) de las aventuritas de Dora la exploradora, la protagonista del cartoon de Nickelodeon destinado a niños y niñas de preescolar. ¿Puedes decir "preescolar"? Con Dora los nenitos resolvían acertijos y aprendían a contar y a manejar algunas palabras del idioma español de modo interactivo –¿puedes decir "interactivo"?– con la protagonista mirando a cámara y esperando la respuesta del otro lado de la pantalla. La acompañaban en sus sencillas aventuras su primo Diego, un monito llamado Boots, una mochila y un mapa. Todos ellos hablaban. No sólo Dora y Diego, sino el mono, la mochila y el mapa. Un zorro llamado Swiper –también parlante, por supuesto– hacía las veces de villano, tratando de apoderarse de tal o cual objeto que tuviese o buscase Dora en el episodio.
Seguramente los creadores de la película podrían haberla planteado como una especie de episodio doble del cartoon original –algo así como The Simpsons Movie (2007)– pero terminaron optando por una versión con actores reales destinada a un público más amplio, digamos, escolares y adolescentes que hayan crecido viendo a Dora y que puedan captar los muchos guiños y autoparodias que contiene.
La película comienza mostrándonos la versión de carne y hueso del cartoon, con una Dora de unos 6 o 7 años que juega con su primito a explorar la jungla. Acá nos enteramos de que el monito existe –¿puedes decir "CGI"?– pero la mochila parlante y el mapita son sólo fruto de la imaginación de Dora. Eventualmente la familia de Diego se muda a la ciudad, para tristeza de Dora, uno de los poquísimos momentos tristes de la película. La narración salta 10 años en el futuro, y de aquí en más tendremos a una Dora adolescente pero nada conflictuada, siempre sonriente y con un entusiasmo contagioso hasta por las cosas más mínimas.
Dora va sorteando obstáculos siempre con alegría y sin perder nunca el entusiasmo, ya se trate de hacer amigos en su nueva escuela como de salir ilesa de un pozo de arena movediza como de encontrar el tesoro oculto de los incas. En general, es una película sana y divertida, con una protagonista carismática y un reparto aceptable compuesto de un grupo de adolescentes refugiados de Nickelodeon y un rejunte de los actores latinos más utilizados de Hollywood: está Michael Peña, está Danny Trejo, está Benicio del Toro, incluso está Eva Longoria. No sé si da para pagar una entrada de cine, pero sí para no perdérsela si la vemos en la grilla de nuestra señal de cable. (Aunque hayamos dejado atrás la adolescencia hace varias décadas).
Por otra parte, Dora and the Lost City of Gold no es perfecta ni mucho menos. Su mayor problema no es tanto la previsibilidad –uno ve venir las traiciones, obstáculos y retribuciones a kilómetros de distancia– ni la falta de originalidad en los tramos más "aventureros" de la película –que la convierte en una especie de "Tomb Raider lite" que roba descaradamente (o mejor, ¿puedes decir "homenajea?") a Indiana Jones and the Last Crusade (1989)– sino la inconsistencia en cuanto a qué es real y qué es imaginario. Al principio de la película establecimos que el zorro parlante es parte del mundito del cartoon de TV que está en la imaginación de Dora, y sin embargo, más tarde, ya en el mundo real, vemos que el zorro parlante existe e interactúa con los mercenarios sin que a nadie se le mueva un pelo, tal vez porque les recuerda un poco a Benicio del Toro. Y ese monito moldeado en CGI que habla con la voz de Danny Trejo no tiene equivalente alguno en el reino animal…
Por momentos uno teme que la película termine con Dora encerrada en una celda acolchada rodeada de dos o tres peluches, en un desenlace similar al de The Usual Suspects (1995).
Pero bueno, son quejas menores. La película entretiene, y seguramente será más que disfrutable para su público original, que ciertamente no soy yo, y aún así, la he pasado bien. Es un producto alegre, que no se toma demasiado en serio a sí mismo, y para quienes hayan crecido con Dora (o la hayan visto con sus hijos) es un buen homenaje a un cartoon querible.
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