Título original: Breakdowns
Editorial: Random House Mondadori
Año: 2009
Guion y dibujo: Art Spiegelman
Grado: B+
Reseña: Hugo C
Cuando uno piensa en Art Spiegelman lo asocia con Maus, ese cómic con gatos nazis y ratones judíos que ganó el premio Pulitzer. Rara vez piensa en sus trabajos para la revista Raw y otras publicaciones más conocidas o más ignotas.
Pues, mal hecho.
Breakdowns es una recopilación de trabajos menores y dispersos, en su mayoría autobiográficos, algunos inéditos o difíciles de encontrar, presentados en un estilo inusual, de entrecasa. No quiero decir con eso que carezcan de valor o que estén mal hechos, todo lo contrario, sino que el conjunto transmite una sensación de intimidad, de acercamiento con el autor, como si un amigo nos mostrase una libreta con algunos dibujitos caseros y nos dijese: "¿Qué te parece esto?"
Es como si Spiegelman dibujara sus apuntes autobiográficos de corrido, en hojas cuya única planificación consiste en trazar una cuadrícula de 3 x 5 y luego ir llenando las viñetas con lo que le haya venido a la cabeza en ese momento. Y cuando se termina un tema, listo, nuevo título y comenzamos otro. Por eso algunas páginas tienen los títulos ubicados en posiciones inusuales y y no en la primera viñeta.
Es así que incluso en las páginas más "formales" este cómic parece una de esas largas conversaciones que van cambiando de tema y pueden durar horas pero no aburren sino que lo dejan a uno con ganas de más. Creo que, más allá del factor económico, a nadie le hubiese molestado que el libro albergase el doble de páginas, si tuviesen la misma fluidez que éstas. Breakdowns aglutina apuntes autobiográficos, ficciones sueltas, un "detrás del telón" de Maus y alguna que otra reflexión sobre temas del oficio, o sea, un cajón de sastre en toda regla.
El título es un juego de palabras que en su idioma original puede aludir tanto a la planificación de la plancha de cómic y su desglose en viñetas como a la sucesión de colapsos, fracasos o rupturas que cuenta Spiegelman en los segmentos autobiográficos: el suicidio de su madre, los castigos corporales que recibió de niño o sus primeras incursiones en el dibujo, todo es parte de la catarsis de Breakdowns.
En cuanto al dibujo, uno esperaría algo menos elaborado, más abocetado o inacabado, y de haber sido así lo justificaría o perdonaría teniendo en cuenta cómo está encarada la recopilación, pero no: son dibujos cabales, en general con una estética más bien underground que nos remite a trabajos similares de Robert Crumb pero con el agregado de un color que los termina haciendo aún más queribles. Además, Spiegelman va adaptando su dibujo viñeta a viñeta, según el tema: así, pasa a convertirse en Charlie Brown en un episodio de su infancia o subraya las líneas de construcción de las figuras cuando habla de la compra de su primer libro de dibujo.
Breakdowns es una recopilación disfrutable, amena, que se puede leer tanto de una sentada como en pequeñas dosis. Pero también tiene algo de diario íntimo, y esa intimidad trae un desparpajo que le permite incluir uno o dos dibujitos que no son aptos para niños. Por eso, la portada reza: SOLO PARA ADULTOS. Con esa mínima salvedad, sin dudas se trata de un libro para regalarse con la mejor de las lecturas.
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